Por Luis Narváez
Olga Weisfeiler (72) lleva 31 años luchando en Estados Unidos y en Chile para lograr justicia por el homicidio, secuestro y desaparición forzada, hace 31 años, de su hermano, el matemático, Boris Weisfeiler.
Entre el 3 y 4 de enero de 1985, en plena Dictadura, fue capturado por una patrulla montada de Carabineros y miembros del Ejército, en las cercanías de San Fabián de Alico, en la Octava Región. Nunca más se supo de él.
Pasó por una crisis de salud y familiar debido a la traumática situación. Y cómo muchos familiares de víctimas del regimen de Pinochet, se abocó a la tarea de buscar verdad y justicia. Sus gestiones han llegado hasta la misma Casa Blanca, donde ha logrado su pronunciamiento, así como de los senadores Edwards Kennedy y Scott Brown.
Olga Weisfeiler y Gabriel Lathrop en el Museo de la Memoria (www.weisfeiler.com).
La noticia sobre el fallo que absolvió a los culpables de este crimen fue un golpe duro para ella (ver nota). No tanto por la decisión del juez Jorge Zepeda, que descartó que fuera un crimen de lesa humanidad, sino porque, según comenta, el magistrado la engañó a ella, su familia y al gobierno de los Estados Unidos acerca de cómo finalizaría esta historia.
Anuncia que viajará a Chile a fines de marzo, que apelarán al fallo y recurrirán a todas las instancias. Estas son las preguntas que respondió a 24horas.cl, desde Newton Massachusetts
- ¿Qué le parece el fallo del juez Jorge Zepeda que ha dicho que no hay delito de lesa humanidad en el crimen contra su hermano y ha absuelto a los acusados por prescripción?
La Comisión Rettig no calificó la desaparición de Boris como una violación de Derechos Humanos, porque en ese momento no tenían los documentos de la Embajada de los EEUU. A pesar de eso, la embajada calificó el caso para la comisión, aunque no dieron documentos, sólo entregaron a la instancia los nombres de cuatro carabineros y cuatro militares armados de la patrulla.
Todos los documentos de la embajada fueron en ese momento clasificados como secretos.
La Comisión Valech, en 2010, tampoco estudió los documentos, quizás porque yo los presenté en inglés. Pero los miembros de la comisión me dijeron que ellos se habían entrevistado con el juez Zepeda y debido a que él no hizo nada en siete años en su propia investigación, la comisión no lo calificó como un caso de violación de Derechos Humanos.
El juez Zepeda juzgó a los 8 oficiales, un año más tarde, por secuestro agravado y complicidad en ocultar información sobre destino final de Boris Weisfeiler.
Estaba esperando que tal dictamen defininiera la desaparición y violación de Derechos Humanos de Boris. Todos esperábamos eso.
- Usted se reunió alguna vez con el juez Zepeda. ¿Siente que este juez engañó tanto a su familia como al gobierno de los EEUU?
--Yo estaba yendo a Chile casi cada año, a menudo con uno de mis hijos, desde que reabrimos la investigación. Pienso que es importante impulsar personalmente la investigación.
Fui a Chile 15 veces ya. Me reuní regularmente con el gobierno, la justicia, la PDI, dirigentes de Derechos Humanos, incluyendo presidentes y abogados del Consejo de Defensa del Estado (CDE). Me he juntado con el juez Zepeda, cada año, desde 2006. Siempre me junté con él en compañía de miembros de la Embajada de EEUU, y ellos también se han reunido con el juez cada dos o tres meses. Y, sí, estoy absolutamente segura de que el juez Zepeda nos engaño hábilmente, a mi familia y a la Embajada de los EEUU con su “completa” investigación.
Creo que gastamos decenas de miles de dólares del Estado chileno en conducir una investigación sin rumbo. Hay muchas cosas en su investigación que sólo corresponden en desperdiciar dinero y tiempo.
Yo luché para reemplazar al juez Zepeda, desde el día en que fue asignado a la causa en mayo de 2005, tristemente sin éxito.
- Hasta antes que se dictara esta sentencia, ¿Usted estaba conforme con los hechos que se habían establecido en la investigación de Zepeda en cuanto a los ocho acusados por secuestro permanente?
- Todos estábamos satisfechos y sorprendidos con este dictamen, en agosto de 2012, porque creíamos que conduciría a la sentencia correcta. Había un montón de indicadores para eso. Pero aparentemente fue todo una mentira para traicionarnos a nosotros, que somos la familia, los abogados y los oficiales de la Embajada de los EEUU.
-¿Usted cree que se pudo investigar más y mejor, por ejemplo para determinar si hubo alemanes de la Colonia Dignidad involucrados en el crimen de su hermano?
- Absolutamente. Se negó a investigar las conexiones con la Colonia Dignidad, pero estoy muy segura que las hay.
Si Boris, aún para el dictamen de Zepeda, estuvo cautivo por 90 días, él estuvo en la Colonia Dignidad, o en otra prisión chilena. Pero definitivamente, no en la ribera del río Ñuble.
El juez Zepeda, durante un año, o quizás más, investigó sin claridad alguna la versión de que Boris fue accidentalmente asesinado durante una pelea de borrachos locales, y me preguntó si yo sabía si Boris tenía alcohol en su mochila. A lo cual le repondí que no consumía alcohol y que nunca bebió de ninguna manera, nada.
Entonces durante el año y medio, la PDI cavó más de 25 a 30 agujeros en el áera, siguiendo alguna extraña pista de que pudo haber restos de Boris allí. Y creo yo que todo esto fue para mostrar las buenas intenciones del juez. Pero él se rehusó a investigar los pedidos del abogado Hernán Fernández y cubrió a los militares del alto rango del Ejército. Hay varios nombres de generales chilenos involucrados.
- ¿Le parece que el Estado chileno ha hecho todo lo posible para que se haga justicia en el caso de su hermano?
Por supuesto que no. Pensaría que sí, si un juez más honesto hubiera hecho la investigación. En 2006, cuando nos juntamos en Washington DC con la Presidenta Bachelet, después que ella escuchó mi diagnóstico de la investigación, respondió que no imaginaba que el caso “está en tal desorden y en un estado tan pobre”, pero no hizo nada después de eso.
- ¿Hasta dónde tiene fuerzas para continuar en su búsqueda de verdad y justicia?
Yo no lo sé, pero hasta que esté en condiciones físicas para viajar a Chile y manejar todo este nivel de estrés. Tengo 72 años y fui diagnosticada con cáncer de mama. También le dije esto a Zepeda. En 2014, un mes después de la cirugía y, en vez de ir al tratamiento, viajé a Chile y tuve una reunión con el juez también. Por lo tanto hasta que la salud me lo permita voy a continuar. Así lo haré.
- A parte de la apelación que presentará su abogado Hernán Fernández, tiene contemplada alguna otra acción? ¿viajar a Chile, por ejemplo?
Quisiera ver más presión política, por ejemplo para viajar. Estoy yendo a Santiago el 30 de marzo, hasta abril, un poquito más de dos semanas.
Todos los dictámenes del juez Zepeda son altamente controvertidos. Ni siquiera parecen ciertos.
El primer ejemplo, que Boris fue legalmente arrestado, que tenía licencia de conducir de los Estados Unidos y una tarjeta de la Universidad del Estado de Pensilvania, donde decía que era profesor universitario. Ni el Ejército ni los carabineros contactaron a la embajada para chequear estos documentos o su identidad en 1985.
Zepeda negó cualquier compensación aceptando las objeciones del CDE que se basaban en los siguientes argumentos: que la ley que provee compensación a las víctimas de los DDHH ya me compensó.
La ironía aquí es que ellos, el juez y el CDE, están argumentando que Boris fue una víctima de Derechos Humanos pero que ellos se niegan a aceptar el caso oficialmente, además nunca nos dieron ni un centavo en compensación.
El CDE aparentemente olvidó el hecho de que debería actuar como demandante, en el caso de Boris desde 2006. También me decepcionó el CDE.