Este miércoles se informó la muerte del bebé que esperaba Marisel Márquez, la joven madre embarazada que necesitaba un trasplante de hígado tras sufrir una hepatitis fulminante.
Las mujer fue operada el martes en el Hospital Clínico de la Universidad Católica y presentaba un embarazo de 23 semanas.
Márquez, quien es oriunda de Punta Arenas, era prioridad nacional hasta hace unos días.
La intervención quirúrgica finalizó pasado el mediodía de ayer. El equipo médico señaló que "ella (Marisel) se comportó bien en el pabellón y no tuvo ninguna complicación quirúrgica ni anestésica".
Asimismo, manifestaron que las próximas horas siguen siendo "críticas" debido a que deberían empezar las funciones del órgano y se pueden presentar algunas complicaciones.
En un comunicado, la Red Salud UC informó que "la paciente Sra. Marisel Márquez Almonacid se encuentra estable dentro de su gravedad, luego del trasplante hepático recibido ayer, quedando internada en la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) del recinto. Continúa en estado de sopor debido a la sedación, conectada a ventilación mecánica y recuperando su función hepática que se mantiene bien.
Pese a todos los esfuerzos por mantener su embarazo, el equipo tratante de hepatólogos y obstetras comprobó con exámenes de apoyo que el feto en gestación ya no presentaba latidos, falleciendo esta mañana al no resistir la enfermedad de su madre, ni el complejo procedimiento a la que fue sometida".
Para los especialistas, la evidencia científica internacional expone que el riesgo de mortalidad del feto en gestación en estas condiciones es altísimo. "Es un riesgo real y es una de las complicaciones que vemos en esta intervención", afirmó el doctor Carlos Benitez, médico hepatólogo de Red Salud UC.