Afortunadamente, el escudo de la Universidad Católica se ve desde afuera. Porque si no se distinguiera, quizás tampoco se leería la sigla "Cituc" en el vidrio del pequeño local en el centro de Santiago, en el primer piso de un edificio residencial como cualquier otro.

No obstante, sorprende la cantidad de información y una labor tan intensa almacenadas dentro de un local tan pequeño, con tan pocas oficinas y un reducido número de personas. Son cientos de miles de fichas de casos, informaciones de la composición de incontables productos e insólitas historias a lo largo de 25 años de funcionamiento.

El Centro de Información Toxicológica de la Universidad Católica (CItuc) surgió en 1992 por iniciativa del médico pediatra Enrique Paris, actual presidente del Colegio Médico de Chile, después de una pasantía profesional en Estados Unidos. Allí conoció centros toxicológicos en Birmingham y Washington, y constató que no existía en Chile una entidad con ese formato.

"En ese entonces existía lo que se llamaba el Toxifasa, pero no existía uno bien formado. Entonces el doctor vio que esto era una necesidad, porque los médicos no sabían lo que contenían muchas sustancias químicas y, además, no sabían qué efectos provocaban muchos medicamentos", relata el toxicólogo Juan Carlos Ríos, director ejecutivo del Cituc. 

Así, con el apoyo de la Universidad Católica y del personal del centro de Birmingham, surgió la entidad que funciona las 24 horas del día hace un cuarto de siglo.

Un baúl de fichas y datos

En ese sentido, Ríos resalta que "se adoptó el sistema norteamericano, de atención continua y en la cual te resuelven el problema quienes contestan la llamada".

Para dicho servicio, que constituye la base de todos los demás trabajos de la entidad, el Cituc cuenta con cuatro profesionales de enfermería y otros cuatro de farmacéutica que se alternan en turnos de 12 horas, de 8.00 a 20.00 u horarios de madrugada, con dos días de descanso después de cada dos días trabajados. El Centro cuenta, además, con dos médicos asesores, una coordinadora farmacéutica, un encargado de docencia, otro de proyectos y el director ejecutivo.

"En 2016 recibimos casi 34 mil llamadas. Estamos en un promedio de entre 80 y 100 al día. Y en 2017 llevamos, hasta la fecha, sobre 12 mil llamadas", detalla Ríos.

Los casos más recurrentes, cuenta el director del centro, "son por medicamentos, que representan el 57% de las llamadas, entre los cuales el más el recurrente es el del tipo que afecta al sistema nervioso central: analgésicos, antidepresivos, antipsicóticos y ansiolíticos. El segundo grupo más grande es por productos de aseo al alcance de los niños".

Cada llamada recibida es detallada en una ficha, cuyas informaciones son registradas y utilizadas para actividades de investigación y divulgación como estudios, comunicados y material para seminarios. De hecho, llevan 10 años de datos en más de 400 mil fichas. El 40% de las llamadas son de casas, mientras que casi el 60% es de servicios de urgencia, a los cuales se apoya con informaciones de dosis, efectos tóxicos y otros aspectos.

"También damos soporte en casos de emergencias químicas. Cuando, por ejemplo, hay volcamientos de camiones con sustancias peligrosas, apoyamos a Carabineros y Bomberos", sostiene el director de la entidad, que por su ya tradicional trabajo se encuentra en el rotulado de un sinfín de productos, de los cuales el Cituc tiene toda la información sobre su composición.

Restricción vehicular y crecencios

Ríos recuerda que, cuando el Centro comenzó sus actividades, "Paris empezó a aparecer en matinales y a dar el teléfono para que la gente llamara, hasta que llegó un momento en que le dijimos que no lo diera más porque teníamos muchas llamadas".

Y, antiguamente, las consultas no siempre eran para preguntar sobre qué hacer con un niño que tomó detergente o algo por el estilo. "Nos han llamado para preguntar sobre la restricción vehicular... La gente veía el número en la pantalla y llamaba porque no sabía exactamente para qué era", cuenta el experto.

Por otro lado, también han tenido llamadas que, por insólitas que fueran, eran casos dignos de preocupación.

"Hubo una época en la que teníamos muchas llamadas por unos crecencios, productos que los niños empezaron a utilizar como juguete. Y por el caso eventual de que algún niño sufriera una obstrucción respiratoria, se tomó la iniciativa de ver cuántas llamadas recibíamos y cuántos se ingerían. Tuvimos un niño que ingirió más de 80", recuerda Ríos, respecto a estos objetos de hidrogel que aumentan considerablemente su tamaño con el agua.

Y pese al gran volumen de consultas, el director del servicio recuerda sólo una vez en la cual se colapsó el servicio telefónico. "Por un programa de TV sobre la araña de rincón, fue tanta la gente que llamó, que se cayó el sistema", recuerda el director del servicio, que ya va de la mano al Ministerio de Salud y de la fama ante la población para resolver problemas.

Teléfonos para emergencias

Para emergencias toxicológicas el Cituc tiene habilitado el número +56226353800.

Para emergencias químicas el números es +56222473600.

* El Cituc atiende los llamados las 24 horas del día.