Hace una década un macabro crimen cometido en la Catedral Metropolitana conmovió a Chile.
Terminaba la misa de la tarde y el padre Faustino Gazziero, de 69 años, caía degollado a metros del altar por un joven satánico esquizofrénico.
Rodrigo Orias, de 25 años, recorrió 1.400 kilómetros para cometer ese sacrificio, como él lo denominaba.
Un delirio de ocultismo, sectas satánicas y magia negra que comenzó con la quebrazón de vidrios en capillas de Coyhaique y destrucción de imágenes de la virgen y cálices concluyó en un homicidio que conmovió al país.
10 años después el impacto de su muerte aún resuena en el mundo religioso y en la sociedad en general.
La historia en la crónica del periodista Claudio Fariña.