Jimmy Breslin, un premiado y temerario periodista y columnista estadounidense, murió este domingo a los 88 años, informó el New York Times.
Su esposa Ronnie Eldridge confirmó su fallecimiento, causado por complicaciones de una neumonía de la que se estaba tratando.
Nacido en Queens, Breslin abandonó la universidad y se convirtió rápidamente en un periodista de fuste en Nueva York, una ciudad a la que describió con sus crónicas.
Por su pluma, que lo acercaba a la literatura, fue considerado uno de los exponentes del "nuevo periodismo", o periodismo narrativo, junto a autores como Gay Talese, Tom Wolfe y Hunter Thompson.
Una de las coberturas que le dieron más destaque fue el funeral del asesinado presidente John F. Kennedy, en 1963.
Su crónica, para el diario New York Herald Tribune, comienza con una descripción y las citas de Clifton Pollard, un sepulturero de 42 años que cava la tumba de Kennedy en el Cementerio Nacional de Arlington como parte de un trabajo remunerado con apenas "3,01 dólares por hora".
"Clifton Pollard estaba bastante seguro de que iba a trabajar el domingo", comienza diciendo el artículo, que presenta al sepulturero como "uno de los últimos en servir a John Fitzgerald Kennedy".
Más adelante, Breslin describe el momento en que Jacqueline Kennedy, viuda del asesinado mandatario demócrata, abandona la Casa Blanca para asistir al entierro de su marido.
"Todo el mundo la contemplaba mientras caminaba", escribió. "Es la madre de dos niños huérfanos de padre y se encontraba caminando en el interior de la historia de este país porque estaba mostrando a todos los que se sentían viejos y desconsolados y desesperanzados que ella tenía la terrible entereza que todos necesitaban tanto".
En 1985, Breslin obtuvo el premio George Polk por sus crónicas metropolitanas y al año siguiente el Pulitzer por sus columnas centradas en la descripción y defensa de ciudadanos comunes. También fue autor de best-sellers, como la novela "La banda que disparaba torcido", editada en 1986.
"Jimmy Breslin fue una voz furiosa, divertida, indignada y cuidadosa de las personas, que vinculó al periodismo escrito con la literatura", apuntó el jefe de redacción del Daily News, Arthur Browne.
"Su marca era la pasión", dijo al diario Dick Wald, que compartió con Breslin la redacción del Herald Tribune.