La policía antidisturbios de Grecia lanzó granadas de estruendo y gas pimienta para dispersar a manifestantes que protestaban el martes contra la visita al país de la canciller alemana, Angela Merkel.
Miles de griegos hartos de las medidas de austeridad desafiaron una prohibición de manifestación y salieron a las calles en una de las mayores protestas en meses, para marchar al Parlamento durante la primera visita de la líder germana desde que surgió en Grecia la crisis de deuda de la zona euro hace tres años.
Las fuerzas de seguridad griegas repelieron con gases lacrimógenos a manifestantes que lanzaban piedras y bombas molotov en el centro de Atenas, en protesta por la visita de la canciller alemana.
Para mostrar su ira, muchos manifestantes se disfrazaron de militares nazis y sacaron esvásticas a la calle, recordando el papel que tuvo Alemania en el exterminio de millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial.
Merkel se reunía con el primer ministro de Grecia, Antonis Samaras, a pocos metros del lugar de los disturbios.
En una rueda de prensa conjunta, Merkel reconoció los "progresos" hechos por el país heleno, pero exigió más esfuerzos para sanear sus endeudadas cuentas públicas.
"Cada día se están dando progresos en la gestión de estas difíciles tareas", afirmó. "Si no resolvemos los problemas ahora, volverán a aparecer más adelante de forma más dramática", agregó, indicando que "hemos coincidido en que además de las medidas de ahorro y las reformas estructurales, debe llegar también un impulso para el crecimiento".
Samaras dijo, por su parte, que "Grecia está decidida a llevar a cabo las reformas necesarias para acabar con la crisis", sin bien reconoció que "el pueblo griego sufre y no pide más dinero, sino un poco de oxígeno".
En juego está el envío de nuevos fondos por parte de las instituciones financieras internacionales, "necesarios" para combatir el que es en su opinión el mayor enemigo de Grecia: "la recesión", que afectará al país por sexto año consecutivo.
Fuente: Reuters