Intenso debate sobre la legislación relacionada al abuso sexual ha desatado en Nueva Zelanda el caso de un menor de 12 años que fue padre junto a una mujer de 36, que solía aprovecharse de él.
El hecho quedó al descubierto cuando el menor se acercó al director de su colegio para relatarle el problema que vivía y al que quería "poner fin", señaló The New Zealand Herald.
"No estarás contento conmigo", dijo el niño al comenzar el relato.
Según explicó, el abuso comenzó en abril de 2012, cuando tenía 11 años, y decidió hacer la "cimarra" en la casa de un compañero de colegio. La madre de su amigo les habría dado cerveza y luego habría iniciado el encuentro sexual con el menor.
Posteriormente el abuso continuó por varios meses, hasta terminar embarazada.
Por el momento tanto el niño, como su guagua, son protegidos por "Child, Youth and Family", especie de Sename de Nueva Zelanda, mientras se pide que la mujer asuma la responsabilidad por el delito.
El caso puso en la palestra la discusión sobre las diferencias que la ley hace entre abuso sexual y violación. Mientras ambas pueden llegar a penas de 20 años de cárcel, sólo los hombres pueden tener en sus registros penales el delito de violación.
El director de la organización Hombres Sobrevivientes al Abuso Sexual, Ken Clearwater, dijo al New Zealand Herald que presentar cargos por delitos sexuales debería ser independiente al género de la víctima.
"Como hombres supuestamente debemos disfrutar, pero no se dice eso de las niñas. Los niños no son vistos como víctimas y el daño psicológico es enorme. Ellos arrastran un elemento extra que es que su atacante es mujer y deberían disfrutarlo", explicó.
El caso incluso llegó hasta el Ministerio de Justicia. La titular de esa cartera, Judith Collins, aseguró que buscará más información para definir si es necesario un cambio en la legislación.